jueves, 6 de mayo de 2010

Soñando en un Mundo Real

Esta historia la escribí hace un par de meses...

"Soñando en un Mundo Real (Parte I)

Con la respiración agitada Anna y Samantha subieron los doce pisos que las dirigían hacia el estudio de Nicholas. Aquel edificio se encontraba en las afueras de Nueva York, en un pequeño barrio de familias italianas; su color, era un blanco desgastado por el amor del tiempo, sus paredes, dejaban caer pedazos de pintura seca al rozar los rayos de sol que iluminaban cada rincón de aquél, el edificio más viejo de la cuadra. Poco después de haber pisado el último escalón, Samantha tocó la puerta con energía vibrante. Esperaron un rato y continuaron tocando, pero aquel lugar solo retumbaba con grandes ecos infinitos. Anna, desesperada, giró la perilla, y no pudo evitar dar un paso atrás cuando los rechinidos de aquella puerta de metal gris insinuaban que estaba abierto. Adentro, un piso cubierto de periódicos y una inmensa oscuridad les dieron la bienvenida.

De la negrura salieron unos ojos, una mirada que Anna ya conocía; aquellos ojos de aroma a chocolate los había conocido en sueños, pronto, un rostro armonioso acompañó aquella mirada tan brillante, pero Anna no le prestó atención a lo demás, y en un parpadeo, eran ella y aquella mirada tan profunda los únicos habitantes del mundo. Su nombre es Nicholas, un viejo amigo de Samantha que había decidido dedicar su joven vida a las artes, a la filosofía y a conocer el mundo… sus ojos grandes y expresivos, combinaban con una sonrisa que lo acompañaba la mayor parte del tiempo, su nariz recta y firme, su piel de un color dorado por el calor del sol y su cabello, chino y de un color castaño. Desde el momento en que Nicholas apareció de intruso en su vida secreta, en su vida de sueños, no había podido olvidarlo, cada noche, al cerrar los ojos esperaba verlo de nuevo; y ahora, aquel ladrón de ilusiones era parte de su realidad.

Los meses pasaban, corrían y se apresuraban. El tiempo volaba con el sabor a besos que inundaba el cálido paisaje de pradera, Anna y Nicholas eran un par de locos soñadores que buscaban una libertad llena de paz, un par de vidas en estado de soledad perdidas en el infinito, un par de almas que se encontraron un extraño día soleado. Ellos, no solo se amaban, burlaban a católicos y a algunos filósofos sin siquiera intentarlo, ellos, presumían de haber alcanzado la felicidad.






Vaya, hace tiempo ya.. :)

Adiós..........!

Anna



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